Un Atardecer En Prado

domingo, 18 de enero de 2009


La lancha ya partía, cogí mi bolso y me subí, estaba cansada pero satisfecha, había practicado un “deporte” extremo y ya sólo quería descansar. El calor descendía mientras el motor se encendía. Llevaba mi ropa mojada en el bolso, la cámara en la mano y las gafas de sol puestas.

Mire el cielo como si quisiera despedirme, las nubes naranja junto al sol que se escondía tras la montaña me traía recuerdos y me ponía nostálgica. Prendí la cámara, enfoque y dispare, mire de nuevo la foto, realmente era bella.

Mientras llegábamos al muelle y las demás montañas me dejaban ver el atardecer lo mire. Cada vez las nubes se acercaban mas al sol, el sol se escondía tras la montaña y la montaña se oscurecía por la ausencia de luz solar. El azul del cielo se volvía más negro y pequeños puntos de luminosos aparecían junto a una luz redonda y blanca que tomaba el lugar del sol.

Pronto me di cuneta que las gafas de lentes oscuros no me servirían mas, me las quite, el viento soplaba poco pero estaba fresco, la represa se calmaba ya estaba bajando de la lancha y antes de partir el ultimo rayo de sol se despidió dándole paso a su amiga la noche con sus compañeras la luna y las estrellas.

Al llegar a casa me senté junto a la piscina y allí me quede toda la noche pensando en el majestuoso mundo en que vivimos, lleno de maravillas tan pequeñas que las dejamos pasar como si nada.

La imagen de un cielo naranja y la puesta del sol se quedaron grabadas en mi mente recordándome que somos tan pequeños ante el mundo y nos creemos superiores, pero este en cualquier momento podría acabar con nosotros.