El Recorrido

domingo, 14 de septiembre de 2008

Entro por Barranquilla, muestro mi bolso, saco mi billetera con el temor de que todos sepan que soy primípara, muestro el papelito que afirma que soy estudiante, no es necesario, el vigilante ni lo mira, el día es frió y mi buso no me da mucho calor añoro el sol.

Comienzo mi recorrido por humanidades, esta lloviendo así que me voy por el corredor de educación (bloque 9) veo una escultura nunca antes la había visto, no paso mucho por allí, detrás de ella esta el bloque 10 el cual me recuerda las inducciones me siento extraña todos me miran, miro el territorio, pienso en que serán los bloques que me verán crecer por los próximos 4 años, si no hay problemas que es lo que espero.

Me siento a almorzar en tronquitos y me detengo a ver las palomas se me ocurre pensar en como será una vida paloma me rió de mi propia imaginación, me siento feliz ya soy parte de la UdeA, desde pequeña soñaba estar allí, no como en esa época yendo a entrenar o a visitar el museo, siempre me vi en una de esas mesitas leyendo un documento o algo por el estilo y por fin se hacia realidad. Nunca me detuve a pensar que sentía mientras recorría la universidad.

Me dirijo a física, pienso saludar unos amigos subo las escalas, es tan diferente todo, el ambiente, las personas, las energías que siento al subir, no soy capaz de mirarlos a los ojos ni de reconocer rostros, miro sus zapatos y así puedo darme una idea de que clase de persona es. Entro a la sede de física busco entre las personas y encuentro mi objetivo, me acerco los saludo de beso. Me dicen que los acompañe a hacer una vuelta al 2 con gusto los acompaño, me distraigo en el trayecto y me pierdo de la conversación, me siento sola como si ellos no estuvieran.

Los sigo como por inercia, pendiente de lo que me rodea analizo los pacillos era algo nuevo para mi, veo una gran zona verde escucho un comentario, “antes allí había un gran árbol” lo miro con una cara desconcertadora me vuelvo a mirar el lugar donde antes había sombra, en la tierra se podía percibir una pequeña montaña, ahí estaba el árbol, llegamos a su destino mientras ellos hablan con alguien yo mi quedo en un balcón mirando como un pequeño parque en realidad es un cuadrado de cemento rodeado de naturaleza, a la mente se me viene una tarde después de calse sentada con mis amigos ahí riéndonos como lo solemos hacer me da risa me siento feliz.

Me despido de ellos para seguir mi camino sola como lo decía la tarea, voy a juguitos se me antoja un cebiche de mango, en ese momento se me hace agua la boca, me devuelvo por el mismo lugar miro de nuevo el terreno vació donde estaba el árbol eso me pone un poco triste, sigo caminando veo mucha gente estudiar dormida, cansada y muy agotada de cierta manera espero pasar por eso pero a la vez me arrepiento.

Paso por el 16 me parece un bloque un poco frió y sobrio ni lo determino, entro al bullicio de ingeniería miro las sillas de colores me parecen divertidas y pienso en como se vería mi cuarto con una de ellas, parecen redoblantes las moradas me gustan mas, hago la larga fila para comprar mi cebiche, mientras tanto veo la gente pasar, los deportistas me llaman la atención, me recuerdan viejos tiempos tantas anécdotas por contar, yo sigo riéndome sola, a gente me mira pero la verdad no me importa, yo estoy en mi cuento, al fin llego a la caja pido mi ceviche doy las gracias y espero que me lo entreguen , teniéndolo en mis manos cojo rumbo para volver al 12, para conocer mejor la U tomo el camino mas largo paso por detrás del Camilo Torres miro el aeropuerto, a las personas y las obras que están allí, no lo veo como algo extraño, me parece algo tan normal, el olor entra en mi nariz los siento se me hace familiar, recuerdo que alguna vez viví cerca de algún parque donde todo el da se veía la nube de humo el olor era el mismo que en este momento sentía. Atravieso artes me parece un bloque algo tétrico, lúgubre, que contradicción esperaba algo lleno de colores risas cantos, peor no es algo muy encerrado, solo se veo paredes.

Paso frente al museo lo están arreglando recuerdo las veces que entre y me asombraba de los animales disecados que hasta miedo me daban, entro a la selva fría por la que debo pasar para llegar al 12, llego a Hello Kitty busco a mis amigos para despedirme, no los veo, des hago mis pasos atravieso la zona de fotocopiadoras para verme denuevo en Barranquilla muestro mi bolso para salir atravieso el puente saco mi pasaje y me monto en el Coonatra solo allí me doy cuenta que la universidad me hace realmente feliz.

3 comentarios:

Flako dijo...

muy bueno, muy coherente.
lástima que sea forzado.

Unknown dijo...

Algunas veces nos encontramos en el mundo, parados, sin nada que hacer. De reonte nos damos cuenta que ya estamos haciendo algo: existir. Es maravilloso como la vida se cuenta a través de los ojos y las manos próximas a nosotros.

Anónimo dijo...

bien lily, pilas con la puntuación y la ortografía pero bien.
Visita mi espacio en la madre web:lolila.wordpress.com